MAMÁ Y PAPÁ JUEGAN DE FORMA DIFERENTE


Los papás orientan los juegos con sus hijos hacia lo físico, la acción y la competición en un 70 por ciento. Lanzan a sus hijos hacia arriba, los suben a sus espaldas, los persiguen, los hacen correr y competir, forcejean y cosquillean. Los papás tienen más contacto físico y son más bruscos. Las mamás sólo juegan así en un 4 por ciento. Ellas juegan más tranquilas, son más dulces, acurrucan a sus hijos y tienden a cuidar de ellos.

Aún así, los niños que juegan con su papá aprenden a canalizar su fuerza de manera positiva. La propia actividad les lleva a dar patadas o a morder, pero el papá les enseña que “contacto sí pero violencia no”. Aprenden autocontrol cuando se les dice “¡ya basta!” o “¡cálmate!”. Los niños y las niñas necesitan tanto la ternura de la madre como la rudeza del padre. Los dos estilos se complementan y aportan un equilibrio entre la calma y la acción.




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