Hogar y Familia

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Conoce los castigos del siglo XXI para tus hijos

"Un buen castigo a tiempo te evitará muchos dolores de cabeza en un futuro", se suele decir. Recuerdo que mis padres me castigaban dándome, nalgadas, pellizcos o inclusive me pegaban con el cinturón. Definitivamente, yo nunca castigué a mi hijo de esa forma.



Los gritos y golpes no son una buena manera de hacer que los hijos comprendan las consecuencias de sus actos; además, entre más violencia experimenten en su niñez, más difícilmente aprenderán a controlar sus emociones. Encima, estaremos educando hijos violentos y es muy probable que cuando tengan un problema que los rebasa, su primera reacción será la violencia.


Claro que hay acciones de nuestros pequeños que nos sacan de nuestras casillas y fácilmente perdemos el control, pero todo se puede arreglar cuando nos comunicamos correctamente. ¿Recuerdas haber escuchado que las palabras buenas o malas son muy poderosas? ¡Imagínate los golpes!

Todos los castigos o reprimendas que hagamos a los hijos, deben aplicarse conforme a la edad y la gravedad de sus actos. Por ejemplo: cuando son pequeños es normal que hagan travesuras por querer explorar el mundo que los rodea, así que un castigo para ellos es cuando cambias tu tono de voz (de amoroso a firme); de ese modo identificarán cuando estás molesta.



Por otra parte, cuando los niños van al colegio se enfrentan a un mundo social más allá del hogar; en esa etapa toman conciencia sobre las cosas buenas o malas. Un castigo puede ser prohibirle por un tiempo corto algo que les guste hacer. Cuando son adolescentes o jóvenes, son independientes en muchos aspectos, así que aquí no hay castigos severos, sino pláticas, conversaciones y negociaciones.

Debes aprender a ser firme y llevar el castigo hasta el final, de lo contrario tu hijo repetirá la misma mala conducta una y otra vez. Déjame guiarte paso a paso:

1. Escucha con atención

La comunicación es la base de todo entendimiento, así que antes de enojarte porque tu hijo no te hace caso, debes explicarle las cosas que son correctas y las que no, de acuerdo a tus reglas y límites. Por ejemplo: no subir al auto con comida, no ir a la tienda solo, no consumir drogas; en todos los casos, debes explicar claramente la razón de la prohibición, de modo que entienda su sentido.

La clave de que tu hijo no vuelva a mostrar un mal comportamiento, es enseñándole las razones detrás de los límites y las consecuencias de sus actos. Antes de castigar, refuerza el comportamiento mediante alguna recompensa o premio por su buena conducta, así tu hijo comprenderá lo que es correcto y no.

Te recomiendo siempre aislar a tu hijo y llevarlo a un lugar donde solo tú y él puedan conversar; el ambiente es muy importante, no corrijas sus errores ante una gran audiencia.



2. Un momento para pensar

Después de una mala actitud de tu hijo y de explicarle las razones malas de su comportamiento, es fundamental darse un respiro que les permita reflexionar a ambos sobre las consecuencias de lo sucedido. Así le estarás enseñando que es bueno pensar, calmarse y buscar soluciones cuando la situación es conflictiva.

Muchas veces los niños solo buscan llamar la atención de los padres con comportamientos negativos, así que no te alarmes y mejor comunícate, escúchalo y sé firme cuando impongas tus reglas.

3. Cambia el sentido de tus palabras

No es lo mismo decir: "No te voy a dejar jugar, si no comes", que decir: "Si comes, pronto irás a jugar". Si cambias el sentido de tus órdenes o reglas de manera positiva, tu hijo se esforzará para cumplir con tu petición, porque se motivará para hacer lo que le gusta.

Si deseas saber más sobre el poder de las palabras, te recomiendo leer: Palabras mágicas para definir el futuro de tus hijos.

Recuerda castigar conforme a la edad de tus hijos, pero antes de hacerlo, conócelos, platica, escúchalos y compréndelos.
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Una nueva adicción entre los adolescentes: entérate y protege a tu hijo




Gastón tiene trece años y no se siente feliz, en sus propias palabras: "Este mundo es una porquería y nada me hace feliz". Se pasa horas dándole vueltas a cualquier problema por pequeño que sea. Ha perdido el sentido del humor, vive amargado y se enoja por todo. Es muy autoexigente todo el tiempo.



Si falla en algo no se lo perdona y cada frustración es una fuente de estrés inagotable. Ante cualquier problema se paraliza. No tiene fuerzas para ponerse a estudiar. Vive desesperanzado, nada lo satisface y no tiene metas de ningún tipo. Vive en una tensión constante y con múltiples contracturas musculares.

Tiene una baja tolerancia a la frustración y, si algo lo frustra, se siente triste todo el día. Su vida se ha tornado como un viejo tango, donde el tiempo pasado fue mejor y vivir en el presente es una agonía. Vive encendido, el celular se ha vuelto un miembro más de su cuerpo y su mundo ha dejado de ser real para tornarse virtual.




Sí, Gastón está desmotivado. En él, como con muchos otros adolescentes, la desmotivación se ha tornado una adicción, porque sus familias, para no verlos de ese modo, optan por darles lo que piden a cambio de estar menos tristes o más motivados. El problema es que esto no soluciona las cosas de fondo por lo que, a la larga, terminan nuevamente desmotivados y así el ciclo continúa. ¿Qué les sucede?

Estos adolescentes tienen algunas características en común: carecen de reglas, no tienen límites claros, no tienen responsabilidades y pasan solos mucho tiempo, tienen de todo. Si reconoces a tu hijo en Gastón, por favor sigue leyendo, a continuación te doy algunos consejos para aplicar en tu relación con tu hijo adolescente.

1. Abre el diálogo

A Gastón y a tantos adolescentes les falta conocer su motivación, qué es lo que los hace felices y no limitarse a ver pasar la vida por la puerta de su dormitorio. Es muy importante que tu hijo tenga la necesidad de sentirse satisfecho consigo mismo, sólo de ese modo la motivación se dirigirá hacia algo, ya sea el aprendizaje, el trabajo, los vínculos. Para lograr esto crea un entorno de confianza donde él pueda expresar sin miedo sus sentimientos y emociones. No te apresures a decirle que "esas son ideas disparatadas". Escucha con empatía y sin prejuicios.

2. "¿Sabes dónde te gustaría verte dentro de unos años?"

Esta pregunta anima a la reflexión, no limites sus respuestas, ni coartes su forma de expresarse, permite que tu hijo exprese lo que tiene dentro de su corazón y te cuente aquello que lo hace vibrar. Anímalo a ponerse metas para lograrlo. Incluso cuando tu hijo tenga un sueño que para ti no es factible, no lo desmotives, ni le desanimes, lo importante es que hay algo por lo cual él se apasiona.

3. "¿Para qué quieres eso que quieres?"

La motivación no se puede imponer pero sí se puede descubrir. Quizás tu hijo no tenga muy claro qué es lo que quiere en un par de años para su vida, pero estoy segura que ante la pregunta ¿para qué quieres eso? en su respuesta demostrará qué es lo que necesita para ser feliz: "Para ayudar a otros", demuestra mucho de sí y de lo que le da significado a su vida.

4. Ajusta el uso del tiempo y los espacios

En la adolescencia es fundamental que tengan tiempo para socializar, divertirse y distenderse, pero es importante que el permiso para salir fuera de casa, las horas frente al televisor, videos juegos, celular y Tablet sean pautados. Como regla promedio no debe superar las dos horas diarias. Del mismo modo fija normas sobre las salidas en tiempo de clases. Muchas veces la desmotivación surge por tener mucho tiempo libre.

5. Cumple con las consecuencias

En vez de hablar de "castigos", dile que por no cumplir con las reglas del hogar, o con sus rutinas diarias habrá consecuencias de sus faltas: si no estudió a la mañana, deberá hacerlo luego de almorzar, sin importar si a esa misma hora dan su programa favorito y es el último capítulo; si no ordenó su cuarto el jueves, lo deberá hacer antes que lleguen sus amigos el fin de semana, aunque eso reduzca sus horas para divertirse. Este tipo de acciones generará en tu hijo el deseo de cumplir con sus obligaciones diarias.

6. Muestra interés por su vida

Difícilmente tu hijo se sentirá motivado si tú no estás presente en su vida. Cada día mantente involucrada en sus cosas, sus estudios, nuevas amistades, lugares donde fue y aunque el sueño te venza busca un tiempo para estar a solas con él y hacer algo juntos.


La desmotivación puede hundir a tu hijo, si tú no intervienes a tiempo. Que tu amor por tu hijo y tus ganas de ayudarlo sean el motor para reforzar en él las ganas de darle sentido a su vida.
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Concejos de como ser una buena madre.


Tus hijos ríen la mayor parte del tiempo. Les enseñaste la importancia que tiene compartir, por más que les haya costado, consideras importante que sepan que cuanto más den, más tendrán.



Decirles que NO cuando es debido es parte de tu estrategia al criarlos; aunque a veces no darles con el gusto y tener que verlos llorar, te duela más a ti que a ellos.
Les enseñas que hay 4 palabras mágicas en el mundo que dichas con intención pueden abrir cualquier puerta en la vida. Perdón, gracias y por favor, forman parte de su vocabulario diario.
Su bienestar físico está antes que el tuyo. Eres la última en acostarte, la última en arreglarse a la hora de salir, y la última en servirse la comida.
Cuando algo les duele, o los lastimó, nada es mejor que la falda o el hombro de mamá.
Los rescatas de los fantasmas, de los duendes que se esconden debajo de la cama, de la oscuridad, de esos sueños que los despiertan llorando, de los truenos y del ruido del viento.
Abrazarlos es tu deporte preferido, y cortar el abrazo, más difícil que levantarte de la cama en tu día libre.
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Quieres ser una buena madre te invito a que leas lo siguiente......



Ser una buena madre ha sido la presión más grande que hemos tenido las mujeres desde el comienzo de los tiempos. En la era de los medios sociales en donde el mundo los invade con fotos llenas de niños felices haciendo todo tipo de actividades y con madres que parecen sacadas de la tapa de una revista, saber si estás haciendo bien tu trabajo, a veces, es difícil
Como madre de dos pequeñas (10 y 6 años) siempre me pregunto si les estoy dando lo mejor, si estoy cubriendo sus necesidades, si les estoy dando la educación correcta, y podría seguir agregando preguntas a esta lista por un buen rato. Pero no es para menos, tengo bajo mi cuidado a dos ángeles y la felicidad de ellas es lo más importante en mi vida.


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Esta tarjeta es para ti mi querido amigo que tengas una feliz tarde...




Una amistad como la nuestra 
es un regalo especial. 
Disfrutamos tantas cosas similares, 
y compartimos tantos momentos 
maravillosos y divertidos. 
Me respetas por mi firmeza espiritual 
y yo te admiro por la tuya. 
Nos alentamos mutuamente 
en los momentos difíciles 
y juntos reímos en los buenos momentos. 
Sé que contigo no tengo que fingir... 

Una amistad como la nuestra es un regalo precioso... 
Podemos contar nuestros 
más íntimos sueños y anhelos, 
alentarnos mutuamente para alcanzar 
más éxitos y mayor felicidad, 
y enjugarnos nuestras lágrimas 
en los momentos de tristeza y frustración. 
Eres una luz que ilumina mi vida 
y tienes un lugar muy especial en mi corazón. 

En el día de la amistad 
quiero desearte que todos tus mejores 
anhelos se hagan realidad 
y que tengas éxito y felicidad, 
un corazón alegre y risas. 
Y quiero decirte que para mí 
eres lo más maravilloso 
y que atesoro nuestra amistad.


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